Me ha encantado la campaña de TNGT de este invierno porque resume muy bien el concepto de elegancia masculina de esta temporada.
Para el hombre de traje, los estilistas de TNGT plantean un hombre con una actitud está estudiadamente seria y enfadada -¡¡ojo, que no desenfada: esto va justo de todo lo contrario!!- a juego con los tiempos turbulentos que tenemos. La silueta del traje es muy afilada y está pulidamente terminada: este año, si te quieres permitir un desliz de locura será en el pelo, pero nunca en tu estilismo de mañana. Pañuelo de bolsillo, chaleco o jersey (mucho mejor opción, más británica y ¡más calentita, de paso!), gemelos y luego, en el cuello, o bien pajaritas, el complemento estrella de este año, o bien corbatas estrechísimas a juego con la silueta lápiz que impera desde que Hedi Slimane decidió que así fuera (y de eso ha llovido ya bastante, queridos diseñadores). Un apunte que parece que cada vez tiene más fuerza: los tirantes frente al cinturón.
Para el hombre de calle el cambio es radical y existen dos referencias claras: los “pillos” a lo Oliver Twist decimonónico que ya propusieron Watanabe, McQueen, Hermès y Lauren el año pasado y que aún colean y prometen hacerlo aún más y los Teddy boys de los años 50 con sus botas por fuera, sus pantalones remangados y estrechos y su pinta de reformatorio: en épocas duras hay que ser duro!
De todas maneras, hay algo de manido, de agotado en todas estas propuestas: hecho de menos algo nuevo. Me da ciertas esperanzas algunos editoriales de moda de primavera que comienzo a ver y que parecen aportar cierta frescura en la moda masculina. Me da la sensación de que nuevos tiempos van a correr para el hombre y en SOLOiO estaremos muy atento a esos cambios...
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